/ sábado 2 de septiembre de 2023

Decidir…sanar…en tiempos extraños ¡Practicar la verdadera Ecología!

“Decidir es inclinar la balanza después de deliberar”

Parece una situación sencilla, pero es la condición más compleja de los seres humanos, Decidimos qué caminos tomar y elegimos uno a la vez, pero al elegir, seleccionamos rutas y con ello posibilidades de vidas distintas y dejamos opciones sin ser vividas.

Decidir es orientar la acción, mientras que deliberar es ponderar las condiciones. Elegir es renunciar a todas las opciones para quedarnos con una en cada ocasión. El Dr. José Luis Córdova, extraordianrio ser humano, filósofo y apasionado catedrático, nos comparte sus reflexiones y afirma: “se dejan cosas para siempre y se toman caminos que nos llevan a destinos distantes”.

Pasamos noches de insomnio y momentos de confusión, forjando el futuro con lo interesante de nuestro tablero de infinidad de posibilidades de movimientos.

Aprovechemos la incertidumbre de las condiciones futuras, pues son el espacio de de nuestros pensamientos y acciones, pero desterremos el miedo como lastre que turba la lucidez de la mente, para ejercer con plenitud la libertad con la que logramos lo que somos y dejamos de ser, para seguir siendo y sanar.

Nuestro tiempo es de mucha tecnología, pero de poca sabiduría; de mucha ciencia, pero de poca humanidad; de muchos logros, pero de poca comprensión; de mucha velocidad, pero de poca reflexión.

Si la salud es armonía, la enfermedad suele ser dolor, soledad y aislamiento. La salud no se siente y por ello no se valora, pero la enfermedad se siente con intensidad, es fragilidad, sufrimiento, debilidad y miedo.

Curar no necesariamente es sanar, es más bien cuidar, tratar de reincorporar el ritmo vital, restablecer, regresar la autonomía y colaborar para que otro se libere de la angustia, pues los hospitales suelen ser las salas de los angustiados, dice Gadamer. El terapeuta es en realidad un acompañante en el camino para que otro cuide de sí mismo.

El que cura, está atento a otro con nombre y apellido y le hace exclusivo. Detiene el mundo por cada paciente aunque sea por unos minutos o segundos. "Ausculta pero mira; atiende pero escucha".

En tiempos extraños, pero interesantes, necesitamos nuevos ojos para entender que la angustia es la salida fallida de la incertidumbre y que es preciso equilibrar las emociones. Necesitamos menos información y más interacción; menos tensión y más motivación; necesitamos adultos que muestren autenticidad ante la superficialidad, solicitud ante las necesidades de los demás y empatía ante los problemas ajenos, además de buen humor que tanta falta hace en estos días. Necesitamos menos competición y más cooperación; fomentar la unidad, el altruismo y la sensibilidad, pues hoy los jóvenes tienen, más que déficit de atención, déficit de naturaleza y de reflexión y nosotros los mayores, tal vez déficit de asombro y de optimismo, pero lamentablemente, también de inspiración. Necesitamos nuevas miradas para construir mundos más solidarios y más conscientes, para valorar nuestras circunstancias y más lucidez para tener las mejores actitudes ante las dificultades de nuestro tiempo.

Tal vez sean tiempos de renovación y un paso para la verdadera Ecología.

Así como las obras de arte son custodiadas por expertos llamados curadores, que saben mucho sobre estética y que por lo tanto las cuidan, debemos convertirnos en curadores del planeta más que sus amos y señores.

La ecología es algo más que ser verde. Es más bien ser inteligentes en cuatro dimensiones: con nuestra casa, con nuestro cuerpo, con nuestra comunidad y con nuestro planeta.

Además, podemos hacer y de hecho ya hacemos pequeñas acciones que se pueden volver muy grandes de tal manera que no sólo se trate de cuidar, sino incluso de mejorar.

El Dr. José Luis Córdova nos entrega este “Decálogo Ecológico”:

1. Apagar ventiladores y calentadores y vestirnos adecuadamente para el calor o el frío.

2. Bañarnos en pocos minutos.

3. Tener recolectores de agua de lluvia en cisternas o tinacos.

4. Compartir nuestro automóvil o llevar a compañeros que van a las mismas rutas.

5. Utilizar material reciclable para fabricar objetos útiles en la escuela o la familia

6. Vender material reciclable y utilizar lo recaudado para una institución de beneficencia

7. Reunir institucionalmente las tapas de plástico para una campaña altruista

8. Trabajar en campañas comunitarias de siembra de árboles

9. Atender a nuestras mascotas adecuadamente en su aseo, alimentación y salud

10. Cuidar nuestro cuerpo con buenos hábitos de ejercicio y alimentación

La verdadera ecología consiste en aprender y enseñar a reverenciar la vida en todas sus formas, pues cuando algo se conoce bien, se respeta, si se respeta se valora, si se valora se aprecia, si se aprecia se cuida y si se cuida se puede mejorar. Es en nuestro hogar en donde podemos reencontrar la armonía y la sensatez perdida…


Dr. en Educación J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector

Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx

“Decidir es inclinar la balanza después de deliberar”

Parece una situación sencilla, pero es la condición más compleja de los seres humanos, Decidimos qué caminos tomar y elegimos uno a la vez, pero al elegir, seleccionamos rutas y con ello posibilidades de vidas distintas y dejamos opciones sin ser vividas.

Decidir es orientar la acción, mientras que deliberar es ponderar las condiciones. Elegir es renunciar a todas las opciones para quedarnos con una en cada ocasión. El Dr. José Luis Córdova, extraordianrio ser humano, filósofo y apasionado catedrático, nos comparte sus reflexiones y afirma: “se dejan cosas para siempre y se toman caminos que nos llevan a destinos distantes”.

Pasamos noches de insomnio y momentos de confusión, forjando el futuro con lo interesante de nuestro tablero de infinidad de posibilidades de movimientos.

Aprovechemos la incertidumbre de las condiciones futuras, pues son el espacio de de nuestros pensamientos y acciones, pero desterremos el miedo como lastre que turba la lucidez de la mente, para ejercer con plenitud la libertad con la que logramos lo que somos y dejamos de ser, para seguir siendo y sanar.

Nuestro tiempo es de mucha tecnología, pero de poca sabiduría; de mucha ciencia, pero de poca humanidad; de muchos logros, pero de poca comprensión; de mucha velocidad, pero de poca reflexión.

Si la salud es armonía, la enfermedad suele ser dolor, soledad y aislamiento. La salud no se siente y por ello no se valora, pero la enfermedad se siente con intensidad, es fragilidad, sufrimiento, debilidad y miedo.

Curar no necesariamente es sanar, es más bien cuidar, tratar de reincorporar el ritmo vital, restablecer, regresar la autonomía y colaborar para que otro se libere de la angustia, pues los hospitales suelen ser las salas de los angustiados, dice Gadamer. El terapeuta es en realidad un acompañante en el camino para que otro cuide de sí mismo.

El que cura, está atento a otro con nombre y apellido y le hace exclusivo. Detiene el mundo por cada paciente aunque sea por unos minutos o segundos. "Ausculta pero mira; atiende pero escucha".

En tiempos extraños, pero interesantes, necesitamos nuevos ojos para entender que la angustia es la salida fallida de la incertidumbre y que es preciso equilibrar las emociones. Necesitamos menos información y más interacción; menos tensión y más motivación; necesitamos adultos que muestren autenticidad ante la superficialidad, solicitud ante las necesidades de los demás y empatía ante los problemas ajenos, además de buen humor que tanta falta hace en estos días. Necesitamos menos competición y más cooperación; fomentar la unidad, el altruismo y la sensibilidad, pues hoy los jóvenes tienen, más que déficit de atención, déficit de naturaleza y de reflexión y nosotros los mayores, tal vez déficit de asombro y de optimismo, pero lamentablemente, también de inspiración. Necesitamos nuevas miradas para construir mundos más solidarios y más conscientes, para valorar nuestras circunstancias y más lucidez para tener las mejores actitudes ante las dificultades de nuestro tiempo.

Tal vez sean tiempos de renovación y un paso para la verdadera Ecología.

Así como las obras de arte son custodiadas por expertos llamados curadores, que saben mucho sobre estética y que por lo tanto las cuidan, debemos convertirnos en curadores del planeta más que sus amos y señores.

La ecología es algo más que ser verde. Es más bien ser inteligentes en cuatro dimensiones: con nuestra casa, con nuestro cuerpo, con nuestra comunidad y con nuestro planeta.

Además, podemos hacer y de hecho ya hacemos pequeñas acciones que se pueden volver muy grandes de tal manera que no sólo se trate de cuidar, sino incluso de mejorar.

El Dr. José Luis Córdova nos entrega este “Decálogo Ecológico”:

1. Apagar ventiladores y calentadores y vestirnos adecuadamente para el calor o el frío.

2. Bañarnos en pocos minutos.

3. Tener recolectores de agua de lluvia en cisternas o tinacos.

4. Compartir nuestro automóvil o llevar a compañeros que van a las mismas rutas.

5. Utilizar material reciclable para fabricar objetos útiles en la escuela o la familia

6. Vender material reciclable y utilizar lo recaudado para una institución de beneficencia

7. Reunir institucionalmente las tapas de plástico para una campaña altruista

8. Trabajar en campañas comunitarias de siembra de árboles

9. Atender a nuestras mascotas adecuadamente en su aseo, alimentación y salud

10. Cuidar nuestro cuerpo con buenos hábitos de ejercicio y alimentación

La verdadera ecología consiste en aprender y enseñar a reverenciar la vida en todas sus formas, pues cuando algo se conoce bien, se respeta, si se respeta se valora, si se valora se aprecia, si se aprecia se cuida y si se cuida se puede mejorar. Es en nuestro hogar en donde podemos reencontrar la armonía y la sensatez perdida…


Dr. en Educación J. Jesús Vázquez Estupiñán

Rector

Universidad La Salle Morelia

jve@ulsamorelia.edu.mx