/ miércoles 24 de agosto de 2022

¿Nueva escuela?

La Nueva Escuela Mexicana es el nombre asignado al plan educativo y pedagógico, mediante el cual el gobierno actual pretende reformar el sistema educativo mexicano. Estudiarlo y analizarlo, resulta imperativo para los protagonistas del quehacer educativo en todos sus niveles.

El Acuerdo Educativo Nacional propuesto para implementarse desde el ciclo escolar 2021-2022 denominado: “Nueva Escuela Mexicana”, genera polémica, expresiones favorables y desencuentros.

La novedad parece ser una palabra desconcertante y recurrente: “nueva normalidad” cuando el fenómeno pandémico, que más bien hace evidente una nueva realidad, y ahora: “nueva escuela”.

La “Nueva Escuela Mexicana” pretende transformar la educación en México, tanto en el ámbito legislativo y administrativo, como en el laboral y pedagógico.

Un método que se enfoca en la excelencia de los docentes, en su mejora constante y que, “radicalmente”, intenta cambiar los conceptos, principios y elementos que dan lineamientos al sistema educativo.

La reforma se propuso cerrar la brecha de la calidad educativa entre escuelas privadas y públicas y para eso hace modificaciones en la forma en que entiende las realidades educativas del país. Cerrar la brecha es una propuesta ambigua; ¿se trata de que la educación privada retroceda…crezca… o viceversa, con respecto de la educación pública?

Es una directriz que adopta el apelativo de “nueva”, cuando la educación siempre ha aspirado y suspirado por la excelencia y por la mejora continua a través del fomento de competencias, habilidades y destrezas.

En este nuevo modelo se habla de excelencia educativa más que de la búsqueda de la calidad y para esto se introduce el término de mejora continua en la educación; se enfatiza el lugar del docente como humano y su potencial para transformar las realidades del país. Sin embargo, la excelencia educativa es sinónimo indiscutible de calidad y lógico producto de la mejora continua.

Caracterizan a la “Nueva Escuela Mexicana”:

  1. La formación de pensamiento crítico y solidario de la sociedad, así como el aprendizaje colaborativo.

  2. El diálogo continuo entre humanidades, artes, ciencia, tecnología e innovación como factores de transformación social.

  3. El fomento de la honestidad y la integridad para evitar la corrupción y propiciar la distribución del ingreso.

  4. El combate a la discriminación y a la violencia, particularmente la que acontece contra mujeres y niños.

  5. El alentar la construcción de relaciones a partir del respeto por los derechos humanos.

Las cinco características son de gran importancia, pero no son nuevas.

En este modelo educativo se busca que el estudiantado adquiera una formación basada en el principio de la interculturalidad, que reivindique la identidad de la nación mexicana. Es decir, que se reconozca lo pluricultural y plurilingüe de la nación mexicana; situación que resulta loable y de trascendencia indiscutible.

Considerar y fomentar valores como la responsabilidad ciudadana cimentada en la inclusión social, la justicia, la solidaridad y la libertad. Estos deben de potenciar que los ciudadanos que se formen en los principios de la “Nueva Escuela Mexicana” tengan una participación activa en la transformación de la sociedad al emplear el pensamiento crítico para la reflexión, el diálogo, la consciencia histórica, el humanismo y la argumentación.

Estos preceptos son la tarea diaria de las instituciones que trabajan desde hace mucho tiempo, el modelo holístico; es decir, la formación integral que se traduce en la atención de todas las dimensiones del ser humano: la física, la técnico- profesional, la humanística, la responsabilidad social y ambiental; la artístico-cultural, la académica y la espiritual.

Todo aspirante a ser parte de este modelo educativo deberá favorecer una formación en el respeto y cuidado del medio ambiente, enfocado en la sostenibilidad y en la interrelación con la naturaleza. Este postulado lo considero por demás, apropiado y urgente.

El diseño de los perfiles, dominios, criterios e indicadores, para la selección de docentes, se orientó al cumplimiento de los planteamientos de la “Nueva Escuela Mexicana” y las modificaciones en materia de política educativa que se han dirigido, con base en este nuevo sistema a la mejora escolar.

El claustro magisterial requiere mayores oportunidades de formación e ingreso. Los pasos de evolución habrán de ser optimistas, decididos y paulatinos.

No se dan de la noche a la mañana…esa es la realidad; no la normalidad, ni la novedad.

“Cuando se innova, se corre el riesgo de cometer errores. Es mejor admitirlo y continuar con otra propuesta”, señaló Steve Jobs.

“La nueva escuela” no puede (ni debe) evadirse de sus antecedentes (buenos y malos); es preciso ampliar el horizonte.

¿Cabría entonces la posibilidad de apelar a concebirla naturalmente, como un “Proceso de Actualización Educativa”?



La Nueva Escuela Mexicana es el nombre asignado al plan educativo y pedagógico, mediante el cual el gobierno actual pretende reformar el sistema educativo mexicano. Estudiarlo y analizarlo, resulta imperativo para los protagonistas del quehacer educativo en todos sus niveles.

El Acuerdo Educativo Nacional propuesto para implementarse desde el ciclo escolar 2021-2022 denominado: “Nueva Escuela Mexicana”, genera polémica, expresiones favorables y desencuentros.

La novedad parece ser una palabra desconcertante y recurrente: “nueva normalidad” cuando el fenómeno pandémico, que más bien hace evidente una nueva realidad, y ahora: “nueva escuela”.

La “Nueva Escuela Mexicana” pretende transformar la educación en México, tanto en el ámbito legislativo y administrativo, como en el laboral y pedagógico.

Un método que se enfoca en la excelencia de los docentes, en su mejora constante y que, “radicalmente”, intenta cambiar los conceptos, principios y elementos que dan lineamientos al sistema educativo.

La reforma se propuso cerrar la brecha de la calidad educativa entre escuelas privadas y públicas y para eso hace modificaciones en la forma en que entiende las realidades educativas del país. Cerrar la brecha es una propuesta ambigua; ¿se trata de que la educación privada retroceda…crezca… o viceversa, con respecto de la educación pública?

Es una directriz que adopta el apelativo de “nueva”, cuando la educación siempre ha aspirado y suspirado por la excelencia y por la mejora continua a través del fomento de competencias, habilidades y destrezas.

En este nuevo modelo se habla de excelencia educativa más que de la búsqueda de la calidad y para esto se introduce el término de mejora continua en la educación; se enfatiza el lugar del docente como humano y su potencial para transformar las realidades del país. Sin embargo, la excelencia educativa es sinónimo indiscutible de calidad y lógico producto de la mejora continua.

Caracterizan a la “Nueva Escuela Mexicana”:

  1. La formación de pensamiento crítico y solidario de la sociedad, así como el aprendizaje colaborativo.

  2. El diálogo continuo entre humanidades, artes, ciencia, tecnología e innovación como factores de transformación social.

  3. El fomento de la honestidad y la integridad para evitar la corrupción y propiciar la distribución del ingreso.

  4. El combate a la discriminación y a la violencia, particularmente la que acontece contra mujeres y niños.

  5. El alentar la construcción de relaciones a partir del respeto por los derechos humanos.

Las cinco características son de gran importancia, pero no son nuevas.

En este modelo educativo se busca que el estudiantado adquiera una formación basada en el principio de la interculturalidad, que reivindique la identidad de la nación mexicana. Es decir, que se reconozca lo pluricultural y plurilingüe de la nación mexicana; situación que resulta loable y de trascendencia indiscutible.

Considerar y fomentar valores como la responsabilidad ciudadana cimentada en la inclusión social, la justicia, la solidaridad y la libertad. Estos deben de potenciar que los ciudadanos que se formen en los principios de la “Nueva Escuela Mexicana” tengan una participación activa en la transformación de la sociedad al emplear el pensamiento crítico para la reflexión, el diálogo, la consciencia histórica, el humanismo y la argumentación.

Estos preceptos son la tarea diaria de las instituciones que trabajan desde hace mucho tiempo, el modelo holístico; es decir, la formación integral que se traduce en la atención de todas las dimensiones del ser humano: la física, la técnico- profesional, la humanística, la responsabilidad social y ambiental; la artístico-cultural, la académica y la espiritual.

Todo aspirante a ser parte de este modelo educativo deberá favorecer una formación en el respeto y cuidado del medio ambiente, enfocado en la sostenibilidad y en la interrelación con la naturaleza. Este postulado lo considero por demás, apropiado y urgente.

El diseño de los perfiles, dominios, criterios e indicadores, para la selección de docentes, se orientó al cumplimiento de los planteamientos de la “Nueva Escuela Mexicana” y las modificaciones en materia de política educativa que se han dirigido, con base en este nuevo sistema a la mejora escolar.

El claustro magisterial requiere mayores oportunidades de formación e ingreso. Los pasos de evolución habrán de ser optimistas, decididos y paulatinos.

No se dan de la noche a la mañana…esa es la realidad; no la normalidad, ni la novedad.

“Cuando se innova, se corre el riesgo de cometer errores. Es mejor admitirlo y continuar con otra propuesta”, señaló Steve Jobs.

“La nueva escuela” no puede (ni debe) evadirse de sus antecedentes (buenos y malos); es preciso ampliar el horizonte.

¿Cabría entonces la posibilidad de apelar a concebirla naturalmente, como un “Proceso de Actualización Educativa”?