/ jueves 2 de junio de 2022

¿Tiranos o líderes?

No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia Montesquieu

El líder requiere poseer bienes tangibles o intangibles que resulten apetecibles para otras personas y que por lo general satisfagan alguna necesidad de los demás.

La atracción que ejerce un líder se debe a que muestra, ya sea un aspecto del mismo, o un determinado tipo de bien.

Los líderes pueden presentar bienes de distintos tipos: “útiles” –que llevan o encauzan a solucionar necesidades físicas o mejores condiciones de vida; “deleitables o placenteros” … una canción o un discurso con un contenido emotivo.

A los líderes los seguimos porque nos atrae la congruencia de vida que muestran. También seguimos a alguien porque presenta ideas impactantes, planes o proyectos que nos resultan convenientes de forma integral.

En estas categorías caben desde ideas o conceptos, hasta los objetos materiales, el dinero, los servicios, el afecto, el reconocimiento, el poder y el estatus.

Por ello, la atracción que despiertan los líderes puede ser física, emocional y/o espiritual.

Evidentemente, el liderazgo puede degenerar en tiranía. No es difícil ver a un autócrata que atrae. La gente lo sigue y va transformando realidades, pero con frecuencia utiliza a los demás, y al tiempo, deja de ser una persona que lucha por la gente para convertirse en alguien que somete a otros para sus fines personales.

La tentación de manipular a los demás, para conseguir que los demás hagan lo que el líder decide o desea, está latente.

Para evitar esta situación, habrá de imperar la consideración a la persona y a su libertad. Los líderes han de ser muy conscientes de esta obligación.

Para los creyentes y no creyentes, el mismo Jesucristo da un testimonio claro y contundente: teniendo la posibilidad de detener a Judas, no lo hace, porque respeta su libertad.

El líder -que no el tirano-, debe de enseñar a dudar. El educador mediocre habla “sin ton ni son”. El buen educador ejerce su liderazgo, explica, demuestra… ¡e inspira!

El docente de hoy, debe de ser quien vea el porvenir como la oportunidad de crecimiento de sus estudiantes y les plantee obligaciones y responsabilidades para consigo mismos y para con su comunidad. Es quien proyecta hacia adelante, planes y estrategias porque posee el don del liderazgo auténtico.

Es obligado imaginarnos al profesor del presente y del futuro, considerando a los grandes maestros y maestras de todos los tiempos. Mujeres y hombres con miras y horizontes más altos y profundos que el propio temario: ¡Académicos en el sentido pleno de la palabra!… capaces de diseñar estrategias para formar integralmente a seres humanos y a profesionales con valor.

Es la convicción expresada por la Universidad La Salle de la Ciudad de México, al conmemorar el LX Aniversario de su fundación; sesenta años de historia permaneciendo unidos en la fe, la fraternidad y el servicio.

Docentes, directivos y educadores; personajes que inspiran, provocando la chispa creativa e innovadora de la búsqueda del conocimiento, a veces por el puro placer de encontrarlo, superando por mucho, el propósito a veces árido y relativo de otorgar una calificación o una nota aprobatoria.

José Ortega y Gasset decía: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas”.

La maestra y el maestro con múltiples dimensiones son docentes con valor, ubicados a la vanguardia en diversas esferas y áreas; particularmente en la educativa, inmersos con profunda convicción en el mundo contemporáneo.

“Un líder es un negociador de esperanzas” sentenció Napoleón Bonaparte.

Sabedores de qué se habla, de qué se discute y pendientes de cuáles serán los temas esenciales para la juventud de hoy y en el mundo de mañana; atrevidos a cuestionarse: ¿Con qué herramientas debemos responder a las demandas del siglo XXI?

Tremendo reto cotidiano el del cuerpo docente, acompañando cotidianamente el control de emociones y sentimientos. Con facultades para enseñar el manejo adecuado de la frustración, haciendo conciencia al estudiantado, que no todo en la vida se consigue al primer intento; y de que con frecuencia son necesarios un segundo, un tercero y todos los esfuerzos necesarios para llegar a la meta.

Docentes con valor que promuevan la capacidad discursiva para resolver conflictos, desarticulando posibles confrontaciones al encontrar caminos más ágiles y eficientes para construir acuerdos, privilegiando el liderazgo sobre la tiranía.

No puedes preparar a tus alumnos para que construyan mañana, el mundo de sus sueños, si tú ya no crees en esos sueños. No puedes prepararlos para la vida, si no crees en ella. No podrías mostrar el camino, si te has sentado… cansado y desalentado en la encrucijada de los caminos.

¡Tiranos no, líderes sí! … líderes que eduquen, formen y guíen a la niñez, a la juventud y a las generaciones de edades maduras.

No existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia Montesquieu

El líder requiere poseer bienes tangibles o intangibles que resulten apetecibles para otras personas y que por lo general satisfagan alguna necesidad de los demás.

La atracción que ejerce un líder se debe a que muestra, ya sea un aspecto del mismo, o un determinado tipo de bien.

Los líderes pueden presentar bienes de distintos tipos: “útiles” –que llevan o encauzan a solucionar necesidades físicas o mejores condiciones de vida; “deleitables o placenteros” … una canción o un discurso con un contenido emotivo.

A los líderes los seguimos porque nos atrae la congruencia de vida que muestran. También seguimos a alguien porque presenta ideas impactantes, planes o proyectos que nos resultan convenientes de forma integral.

En estas categorías caben desde ideas o conceptos, hasta los objetos materiales, el dinero, los servicios, el afecto, el reconocimiento, el poder y el estatus.

Por ello, la atracción que despiertan los líderes puede ser física, emocional y/o espiritual.

Evidentemente, el liderazgo puede degenerar en tiranía. No es difícil ver a un autócrata que atrae. La gente lo sigue y va transformando realidades, pero con frecuencia utiliza a los demás, y al tiempo, deja de ser una persona que lucha por la gente para convertirse en alguien que somete a otros para sus fines personales.

La tentación de manipular a los demás, para conseguir que los demás hagan lo que el líder decide o desea, está latente.

Para evitar esta situación, habrá de imperar la consideración a la persona y a su libertad. Los líderes han de ser muy conscientes de esta obligación.

Para los creyentes y no creyentes, el mismo Jesucristo da un testimonio claro y contundente: teniendo la posibilidad de detener a Judas, no lo hace, porque respeta su libertad.

El líder -que no el tirano-, debe de enseñar a dudar. El educador mediocre habla “sin ton ni son”. El buen educador ejerce su liderazgo, explica, demuestra… ¡e inspira!

El docente de hoy, debe de ser quien vea el porvenir como la oportunidad de crecimiento de sus estudiantes y les plantee obligaciones y responsabilidades para consigo mismos y para con su comunidad. Es quien proyecta hacia adelante, planes y estrategias porque posee el don del liderazgo auténtico.

Es obligado imaginarnos al profesor del presente y del futuro, considerando a los grandes maestros y maestras de todos los tiempos. Mujeres y hombres con miras y horizontes más altos y profundos que el propio temario: ¡Académicos en el sentido pleno de la palabra!… capaces de diseñar estrategias para formar integralmente a seres humanos y a profesionales con valor.

Es la convicción expresada por la Universidad La Salle de la Ciudad de México, al conmemorar el LX Aniversario de su fundación; sesenta años de historia permaneciendo unidos en la fe, la fraternidad y el servicio.

Docentes, directivos y educadores; personajes que inspiran, provocando la chispa creativa e innovadora de la búsqueda del conocimiento, a veces por el puro placer de encontrarlo, superando por mucho, el propósito a veces árido y relativo de otorgar una calificación o una nota aprobatoria.

José Ortega y Gasset decía: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas”.

La maestra y el maestro con múltiples dimensiones son docentes con valor, ubicados a la vanguardia en diversas esferas y áreas; particularmente en la educativa, inmersos con profunda convicción en el mundo contemporáneo.

“Un líder es un negociador de esperanzas” sentenció Napoleón Bonaparte.

Sabedores de qué se habla, de qué se discute y pendientes de cuáles serán los temas esenciales para la juventud de hoy y en el mundo de mañana; atrevidos a cuestionarse: ¿Con qué herramientas debemos responder a las demandas del siglo XXI?

Tremendo reto cotidiano el del cuerpo docente, acompañando cotidianamente el control de emociones y sentimientos. Con facultades para enseñar el manejo adecuado de la frustración, haciendo conciencia al estudiantado, que no todo en la vida se consigue al primer intento; y de que con frecuencia son necesarios un segundo, un tercero y todos los esfuerzos necesarios para llegar a la meta.

Docentes con valor que promuevan la capacidad discursiva para resolver conflictos, desarticulando posibles confrontaciones al encontrar caminos más ágiles y eficientes para construir acuerdos, privilegiando el liderazgo sobre la tiranía.

No puedes preparar a tus alumnos para que construyan mañana, el mundo de sus sueños, si tú ya no crees en esos sueños. No puedes prepararlos para la vida, si no crees en ella. No podrías mostrar el camino, si te has sentado… cansado y desalentado en la encrucijada de los caminos.

¡Tiranos no, líderes sí! … líderes que eduquen, formen y guíen a la niñez, a la juventud y a las generaciones de edades maduras.