/ lunes 12 de septiembre de 2022

La violencia sexual contra las mujeres. el cuerpo de las mujeres rehen de un estado que no ve ni entiende.

Hoy se dieron a conocer los datos en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021) un documento muy valioso que nos ha venido aportando datos estadísticos para el diseño de políticas públicas desde hace 19 años, sus aportaciones son invaluables, ya que reflejan de alguna manera cierta discrepancia sobre los datos que oficialmente se dan a conocer en las mañaneras, en comparación con los datos correspondientes a las carpetas que suponemos las mujeres han denunciado en materia de violencia y que pueden estar siendo judicializadas.

Lo cierto es que la violencia contra las mujeres, es un fenómeno que pareciera imparable, lo que probablemente podría pensarse que no se puede solucionar que se ha intentado todo, que es lamentablemente, pero para algunas personas, mujeres claro esta sí se puede hacer algo y mucho a la vez, sólo que esto va más allá de la voluntad política, se requiere del compromiso entre autoridades y de un acuerdo conjunto entre Poderes, situación que honestamente eso sí veo muy distante, porque las mujeres no son prioridad de política pública en este país y en este estado.

Resulta que los intereses que se mueven en esos espacios no son del orden ciudadano sino de los partidos políticos, y no están centrados en las personas, mucho menos en las mujeres, lo único que impera en esos espacios, consiste en el lucimiento que pueden tener si penalizan aún más ciertas conductas, lo que hace que se desvíe la atención de lo sustancial y sólo se coloque lo mediático, aunque sea una aberración.

Y es que me atrevo a asegurar que en este momento la ideología de la derecha y de “la izquierda” que más bien es una ideología de centro, han logrado tener un punto en común y se llama punitivismo, militarización y radicalización de las posiciones más insensatas como decir de manera bastante ignorante e incluso ofensiva que el artículo 1° de nuestra Constitución vale para más nada, interpretativo de acuerdo a un señor que es diputado, dicho en tribuna, en el Congreso de la Unión, vergonzante, en donde posiblemente esperaríamos que la narrativa debería ser garantista de los derechos humanos, pero no hay tiempo. No se ustedes, pero ninguna propuesta ha sido diferente de la anterior, algunos matices, pero lo central no se modifica, pura saliva seca y maloliente.

Sabemos bien que el poder está de por medio, y se requiere de jugar casi con las mismas estrategias aunque nos quieran convencer de que son distintas, con diferentes justificaciones pero iguales de fondo, lo único cierto, es que la historia nos ha enseñado que la radicalización descoloca a la ciudadanía del centro de las políticas públicas, deja de ser objetivo y se vuelve objeto, clientelar y asistencial, poco margen de transformación queda para que vaya al origen de las problemáticas, no sin antes pasar por la imposición legitima si es dicha por el vencedor y deslegitimada por los vencidos, dependiendo de la inmoralidad discursiva con que los señalamientos del pasado nos dejen recordar y posiblemente entender, ya que el cambiarse de camiseta da por hecho la “renovación moral”.

Si bien la lucha es casi encarnizada, también es verdad que tampoco queremos regresar a lo mismo, pero tampoco a lo otro y lo de ahora, divisionismo inaceptable. Lamentablemente, las narrativas no alcanzan a llenar esos huecos que la realidad nos evidencia cada día. Tal es el caso de la violencia contra las mujeres que resulta preocupante, por el simple hecho de que somos seres humanas, y eso significa ser más que víctimas.

Pues resulta que Michoacán presenta la siguiente información en materia de violencia contra las mujeres según resultados de la ENDIREH, 2021.

La prevalencia de la violencia contra las mujeres de 15 años y más, a lo largo de la vida, nos indica que 6 mujeres de cada 10 han sido víctimas de algún tipo de violencia, lo cual es francamente doloroso, a esto nos referimos cuando hablamos de continuum de la violencia, violencia feminicida. Mientras que, en los últimos 12 meses, 4 de cada 10 mujeres michoacanas señalaron haber vivido algún tipo de violencia.

Pero quienes son estás mujeres que más padecen vivir manifestaciones de violencia a lo largo de su vida, pues estás son del área urbana, que seguramente por la “cercanía de las instituciones” puede ir a denunciar o solicitar apoyo, estás víctimas tienen entre 15 y 24 años, es decir son adolescentes y jóvenes, pero que también son las que tienen mayor grado de estudios, que son solteras y que no son hablantes de lengua indígena. La mayor violencia vivida es la sexual con un 42%, doloroso y aberrante, por donde se vea.

Pareciera que, entre más desarrollo social, humano, político, económico, etc. alcanzamos las mujeres michoacanas, más son violentadas; siendo su cuerpo y su sexualidad en particular, el dominio evidente para impedirles a toda costa ser dueñas de sus decisiones. La estrategia que este sistema patriarcal nos tiene preparado, es para recordarnos que no podremos ser libres para ello una agresión sexual, ya sea en la calle, en la casa o en la escuela, lugares seguros por denominación, aunque cada día se desmitifica a fuerza de realidad, y con ello, la imposición de un embarazo forzado. Nada más evidente que el disciplinamiento, el sufrimiento, la vergüenza y la privación de la vida como herramientas legitimas mientras que la autoridad se hace de la vista gorda y cierra los ojos para no ver porque le molesta moralmente más no porque seamos personas las mujeres.

Es el ámbito comunitario en el que se perpetran los ataques a las mujeres, a nadie le importa nuestra seguridad “ciudadana”, por eso hemos insistido y demandando una política de prevención y atención a la violencia contra las mujeres, que intervenga lo familiar y lo comunitario, si no nada será resuelto a favor de la vida de las mujeres. Como tampoco habrá alternativas si el Congreso sigue con su posición indulgente, en donde lo que menos importan son las mujeres de este estado, para lo cual iniciativas impositivas que nos dejen en un laberinto jurídico que nos impida ser autónomas y ciudadanas plenas.

Para mayor información pueden consultar los datos de esta encuesta en el siguiente link:

https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/endireh/2021/doc/endireh2021_presentacion_ejecutiva.pdf

Hoy se dieron a conocer los datos en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021) un documento muy valioso que nos ha venido aportando datos estadísticos para el diseño de políticas públicas desde hace 19 años, sus aportaciones son invaluables, ya que reflejan de alguna manera cierta discrepancia sobre los datos que oficialmente se dan a conocer en las mañaneras, en comparación con los datos correspondientes a las carpetas que suponemos las mujeres han denunciado en materia de violencia y que pueden estar siendo judicializadas.

Lo cierto es que la violencia contra las mujeres, es un fenómeno que pareciera imparable, lo que probablemente podría pensarse que no se puede solucionar que se ha intentado todo, que es lamentablemente, pero para algunas personas, mujeres claro esta sí se puede hacer algo y mucho a la vez, sólo que esto va más allá de la voluntad política, se requiere del compromiso entre autoridades y de un acuerdo conjunto entre Poderes, situación que honestamente eso sí veo muy distante, porque las mujeres no son prioridad de política pública en este país y en este estado.

Resulta que los intereses que se mueven en esos espacios no son del orden ciudadano sino de los partidos políticos, y no están centrados en las personas, mucho menos en las mujeres, lo único que impera en esos espacios, consiste en el lucimiento que pueden tener si penalizan aún más ciertas conductas, lo que hace que se desvíe la atención de lo sustancial y sólo se coloque lo mediático, aunque sea una aberración.

Y es que me atrevo a asegurar que en este momento la ideología de la derecha y de “la izquierda” que más bien es una ideología de centro, han logrado tener un punto en común y se llama punitivismo, militarización y radicalización de las posiciones más insensatas como decir de manera bastante ignorante e incluso ofensiva que el artículo 1° de nuestra Constitución vale para más nada, interpretativo de acuerdo a un señor que es diputado, dicho en tribuna, en el Congreso de la Unión, vergonzante, en donde posiblemente esperaríamos que la narrativa debería ser garantista de los derechos humanos, pero no hay tiempo. No se ustedes, pero ninguna propuesta ha sido diferente de la anterior, algunos matices, pero lo central no se modifica, pura saliva seca y maloliente.

Sabemos bien que el poder está de por medio, y se requiere de jugar casi con las mismas estrategias aunque nos quieran convencer de que son distintas, con diferentes justificaciones pero iguales de fondo, lo único cierto, es que la historia nos ha enseñado que la radicalización descoloca a la ciudadanía del centro de las políticas públicas, deja de ser objetivo y se vuelve objeto, clientelar y asistencial, poco margen de transformación queda para que vaya al origen de las problemáticas, no sin antes pasar por la imposición legitima si es dicha por el vencedor y deslegitimada por los vencidos, dependiendo de la inmoralidad discursiva con que los señalamientos del pasado nos dejen recordar y posiblemente entender, ya que el cambiarse de camiseta da por hecho la “renovación moral”.

Si bien la lucha es casi encarnizada, también es verdad que tampoco queremos regresar a lo mismo, pero tampoco a lo otro y lo de ahora, divisionismo inaceptable. Lamentablemente, las narrativas no alcanzan a llenar esos huecos que la realidad nos evidencia cada día. Tal es el caso de la violencia contra las mujeres que resulta preocupante, por el simple hecho de que somos seres humanas, y eso significa ser más que víctimas.

Pues resulta que Michoacán presenta la siguiente información en materia de violencia contra las mujeres según resultados de la ENDIREH, 2021.

La prevalencia de la violencia contra las mujeres de 15 años y más, a lo largo de la vida, nos indica que 6 mujeres de cada 10 han sido víctimas de algún tipo de violencia, lo cual es francamente doloroso, a esto nos referimos cuando hablamos de continuum de la violencia, violencia feminicida. Mientras que, en los últimos 12 meses, 4 de cada 10 mujeres michoacanas señalaron haber vivido algún tipo de violencia.

Pero quienes son estás mujeres que más padecen vivir manifestaciones de violencia a lo largo de su vida, pues estás son del área urbana, que seguramente por la “cercanía de las instituciones” puede ir a denunciar o solicitar apoyo, estás víctimas tienen entre 15 y 24 años, es decir son adolescentes y jóvenes, pero que también son las que tienen mayor grado de estudios, que son solteras y que no son hablantes de lengua indígena. La mayor violencia vivida es la sexual con un 42%, doloroso y aberrante, por donde se vea.

Pareciera que, entre más desarrollo social, humano, político, económico, etc. alcanzamos las mujeres michoacanas, más son violentadas; siendo su cuerpo y su sexualidad en particular, el dominio evidente para impedirles a toda costa ser dueñas de sus decisiones. La estrategia que este sistema patriarcal nos tiene preparado, es para recordarnos que no podremos ser libres para ello una agresión sexual, ya sea en la calle, en la casa o en la escuela, lugares seguros por denominación, aunque cada día se desmitifica a fuerza de realidad, y con ello, la imposición de un embarazo forzado. Nada más evidente que el disciplinamiento, el sufrimiento, la vergüenza y la privación de la vida como herramientas legitimas mientras que la autoridad se hace de la vista gorda y cierra los ojos para no ver porque le molesta moralmente más no porque seamos personas las mujeres.

Es el ámbito comunitario en el que se perpetran los ataques a las mujeres, a nadie le importa nuestra seguridad “ciudadana”, por eso hemos insistido y demandando una política de prevención y atención a la violencia contra las mujeres, que intervenga lo familiar y lo comunitario, si no nada será resuelto a favor de la vida de las mujeres. Como tampoco habrá alternativas si el Congreso sigue con su posición indulgente, en donde lo que menos importan son las mujeres de este estado, para lo cual iniciativas impositivas que nos dejen en un laberinto jurídico que nos impida ser autónomas y ciudadanas plenas.

Para mayor información pueden consultar los datos de esta encuesta en el siguiente link:

https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/endireh/2021/doc/endireh2021_presentacion_ejecutiva.pdf